La familia debe ser más que un acompañante en el discurso educativo de nuestro alumnado, más que un observador atento a los procesos que se rigen en el centro. La familia debe ser partícipe implícito en todo acto educativo y formativo de sus hijos.
Y digo implícito pues debe participar de forma cooperativa, más que colaborativa, en cualquier situación de aprendizaje, en cualquier circunstancia instructiva o formativa de sus hijos.
Para ello necesitamos familias garantes de centros educativos abiertos, exigentes con el resto de agentes que intervienen de manera directa o indirecta en la educación de nuestros hijos. Familias IMPLICADAS
La familia debe saber regir en todo momento las necesidades de sus hijos y no delegar funciones implícitas en su rol en otros.
Familia y centro educativo están condenados a entenderse, a dirigir sus esfuerzos hacia una única meta, ha dialogar en un único registro, a formar una base armónica para una melodía única bajo un carácter musical individual e individualista. Sólo así podremos entre todos crear una gran sinfonía que perdure y sobreviva a los diferentes contextos sociales y políticos y cuyo único objetivo sea una verdadera calidad educativa con un registro de la equidad como sustento del bienestar social.
Dentro de los centros, los actores educativos somos conscientes de que hoy día esta situación no acontece, lo que nos lleva a un déficit en la calidad educativa de nuestras aulas y lo que es peor, a un estancamiento en busca de una mejora o cambio de paradigma educativo tan necesario.
La educación no es cuestión prioritaria para la sociedad, ni tan siquiera aparece dentro de los 10 problemas fundamentales a los que tantas veces hacen referencia en las noticias. La educación dejó de tener interés social en el mismo momento en el que la sociedad evolucionó. Y es que la educación no es cuestión de Estado para nadie.
Nos conformamos con dejar a nuestros hijos en el buen hacer de los docentes, confiamos en sus actos, en sus decisiones. Ellos son los que saben, para eso han estudiado y les pagan con mi dinero.
Depositamos nuestro crédito en leyes que ni tan siquiera tenemos la intención de leer, que NADIE lee. Leyes que no interesan a nadie más allá de si se favorece o no a la iglesia, de si dan más horas lectivas a lengua o mates.
Y es que la Educación no mueve masas, ni tan siquiera dentro del cuerpo de funcionarios docentes.
Nuestra sociedad necesita un cambio, nuestros hijos necesitan de sus familias. Quieren, queremos familias implicadas, reivindicativas en cualquier ámbito o estamento, famílias que trabajen in situ con el docente hacia un sólo objetivo, proporcionar oportunidades de éxito en el futuro de nuestros hijos.
José Blas García, en su artículo FAMILIA Y ESCUELA recoge 5 ideas claves en cuanto a participación a las familias se refiere (sin lugar a dudas, invito a leer el artículo)
LA PARTICIPACIÓN: DE DERECHO
OTORGADO A DERECHO PRIMIGENIO
1
En una sociedad democrática no es posible la existencia de la educación
sin la participación de la familia: la voz de toda la comunidad es
suma educativa.
2
La sociedad competencial del futuro no
logrará desarrollarse en una escuela en la que se ignore la implicación de la
familia: El desarrollo de competencias participativas es esencia
de hoy y clave del mañana.
3
Las leyes educativas no pueden quitar,
limitar ni mermar a los padres y madres el derecho natural a decidir,
participar e implicarse en la educación de sus hijos: la
participación como un derecho otorgado es una burla institucional a los
ciudadanos.
4
Las experiencias evidencian que la
participación directa en el centro y en el aula de las familias, mejora la
eficacia de los aspectos instrumentales de los aprendizajes: la
presencia y participación de los padres en todas las líneas de decisión
educativa, no sólo es sana si no que, además, es eficiente.
5
La participación de los padres, más que un
derecho individual y una responsabilidad compartida, es
una necesidad social que dota de calidad y equidad al
sistema educativo.
No despedirme sin antes aconsejarles la lectura del siguiente artículo de José Iribias
LA IMPLICACIÓN DE LA FAMILIA EN EL COLEGIO: 10 PREGUNTAS PREVIAS

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